PREGONAUTAS

Democratizar las redes sociales: Telegram vs. Zuckerberg

La reciente detención de Pavel Durov, fundador de Telegram, en Francia ha reavivado el debate sobre la libertad de expresión y el control de la información en la era digital. Durov, de origen ruso, enfrenta cargos que van desde terrorismo hasta la difusión de contenido ilícito relacionado con niños, debido a su supuesta negativa a colaborar con las autoridades para regular estos problemas en su plataforma.

Sin embargo, este caso merece un análisis más profundo. Mark Zuckerberg, creador de Facebook e Instagram, ha enfrentado problemas similares en sus plataformas, donde se ha promovido incluso la prostitución y el uso de sustancias ilícitas.

A pesar de esto, cuando Zuckerberg ocultó en sus redes los escándalos y casos de corrupción vinculados a Hunter Biden, hijo del presidente de Estados Unidos, y cuando el FBI encubrió estos hechos, las consecuencias para él no fueron ni remotamente comparables a las que ahora enfrenta Durov.

Esto plantea una pregunta crucial: ¿Por qué Durov está siendo tratado de manera tan diferente?
En este contexto, Durov ya había advertido sobre las presiones de Estados Unidos para acceder a la información de los usuarios de Telegram, incluso especulándose sobre posibles chantajes a los trabajadores de la plataforma para crear accesos ilícitos a esta información.

Además, el presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, consideró prohibir Telegram en su país porque la plataforma ofrecía una versión rusa de la guerra en Ucrania, mientras que Instagram promovía sin restricciones la versión ucraniana.

Esta situación revela que la detención de Durov tiene poco que ver con la protección de los niños y mucho que ver con el control de la información que circula a nivel global, ya sea en el caso de Rusia, Palestina, o cualquier otro conflicto.

La lucha por la libertad de expresión en la era digital es, en esencia, una lucha de clases. Las plataformas como Telegram representan un espacio donde las masas pueden organizarse, debatir y resistir. La represión de Durov refleja la voluntad de las élites de limitar este poder organizativo de las clases populares.

Es irónico que Durov, quien huyó de Rusia para evitar las presiones del gobierno ruso para entregar información de los usuarios, ahora sea detenido por Francia bajo pretextos similares. Este escenario demuestra que las supuestas democracias occidentales también buscan ejercer un control férreo sobre la información.

La detención de Pavel Durov subraya la urgente necesidad de democratizar las redes sociales. En un mundo donde la información es poder, es fundamental que las plataformas digitales no sean monopolizadas ni controladas por una élite que decide qué es visible y qué no.

Democratizar las redes sociales significa garantizar que el acceso a la información, la libertad de expresión y la capacidad de organizarse no estén sujetas a los caprichos de Estados o corporaciones, sino que respondan a los intereses y necesidades de la gente común.

Solo a través de esta democratización podremos asegurar que las redes sociales sirvan como verdaderas herramientas de liberación y no como instrumentos de control

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