PREGONAUTAS

De tinta y rebeldía | más allá de la revocación

Ar Mendoza

Por: Ar Mendoza

“La democracia es el peor sistema de gobierno diseñado por el hombre. Con excepción de todos los demás”. Winston Churchill

 En mis frecuentes ratos de ocio me gusta analizar los medios de comunicación locales, nacionales e internacionales; analistas, periodistas, escritores o supuestos editorialistas. Como todos tengo mis gustos y mis disgustos, pero siempre caigo en razón de que el mundo está sumido en una sobreinformación y en una batalla por imponer lo que es “políticamente correcto” de lo que no lo es, dejando a un lado la premisa de que no existen verdades absolutas, sino verdades relativas.

En México, a lo largo de los años hemos vivido una transformación de amplio espectro en temas relacionados con el ámbito público, hace 40 años la sociedad mexicana jamás se hubiera imaginado que una “consulta popular” o una “revocación de mandato hacia el titular del ejecutivo federal”, tendría lugar, puesto que en décadas anteriores se pensaba que la democracia era únicamente salir a elegir al “menos pior” dentro de una boleta electoral.

Sin embargo, el debate ha sido eterno en torno al tema de las consultas populares, algunos argumentan que cuestan mucho dinero y que éste se podría utilizar en cosas más significativas para el bienestar del país, o que están hechas a modo con preguntas que son obvias, en lugar de someter a consulta cuestiones como el cambio en la estrategia de seguridad en el país o la construcción del famoso Tren Maya.

Y quizá ambos bandos tengan razón; por una parte, el fortalecimiento de la democracia participativa es importante, y por el otro nos gustaría ver consultas populares que intervinieran más en asuntos de verdadera relevancia para el país. Pero lo que es de reconocer es que en México estamos a años luz de distancia en cuanto a participación ciudadana se refiere, puesto que nunca en la historia de este país se había tomado en cuenta la opinión popular.

En 1988 en Chile, Augusto Pinochet quiso ratificar su mandato por ocho años más mediante un Plebiscito, sin embargo, la población se negó a continuar bajo el mandato de su dictadura. En 2007, en Costa Rica se llevó a cabo una consulta popular para decidir si se aprobaba o no el Tratado de Libre Comercio República Dominicana, Centroamérica-Estados Unidos. En 2004, en Venezuela se llevó a cabo una consulta de revocación de mandato, donde el Comandante Hugo Chávez volvió a triunfar con el 58 por ciento a su favor, por citar solo algunos casos que engloban a Latinoamérica y su contexto político-social.

Lamentablemente hemos sido testigos de que algo que debería ser única y exclusivamente de orden ciudadano ha sido manejado y manipulado por los partidos políticos, politizando el hecho de una participación ciudadana, promoviendo propaganda a diestra y siniestra como si se tratara de una campaña política para promover a algún candidato. En el tema del supuesto juicio contra ex presidentes vimos a Morena promoviendo dicha consulta, el próximo año no duden que veremos a los partidos de oposición haciendo hasta lo imposible por promover la revocación de mandato.

Así pues, la consulta popular es un derecho político que tenemos los ciudadanos para transmitir un sentir social, no olvidando que el pueblo pone y el pueblo quita. En una democracia tan joven como la mexicana, el antecedente irá más allá de enjuiciar o no a los ex presidentes o de revocar o no un mandato, el historial quedará enmarcado para que la sociedad levante la voz en contra de gobernadores, alcaldes o diputados que no sean dignos representantes de los intereses ciudadanos o de temas que sean trascendentales para el transitar de nuestro país.

 

 

 

 

 

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